
La leyenda de la mujer loba de Ancares
Los pueblos de esta comarca del noroeste de El Bierzo han transmitido por el boca a boca una historia cargada de fantasía, amor paternal e injusticia
Prácticamente en todos los pueblos de los valles de Fornela y de Ancares, en El Bierzo, han escuchado hablar de la mujer loba, con cierto miedo a la par que con cierto sentimiento de respeto a esta figura. Esta leyenda, que se ha ido transmitiendo de boca en boca, tiene escenarios según quien la cuente, pero la más popular está ubicada en Fresnedelo donde, se dice, que incluso se compuso una copla para facilitar la memorización de este relato.
El protagonista de esta historia es un padre que, viudo, tenía dos hijos y una hija y, tras perder a su mujer se quedó ciego. Esto hizo pensar a sus dos hijos varones en abandonarles porque ya no les valía para nada.
La idea de los hijos era clara y cruel: abandonarle en el monte para que se lo comieran los lobos, propuesta ante la que la hija se opuso: «Un padre no se merece eso». La respuesta de sus hermanos fue dura y directa: «Si no quieres, quédate tú con él. Nosotros no».
Así que los dos hijos varones se acercaron a su padre, para decirle que se vistiera: «Vamos a una fiesta». El progenitor, que tonto no era y sabía que sus hijos no le querían bien, les hizo caso, pero no las tenía todas consigo: «No sé qué fiesta me prepararéis vosotros a mí».
El cruel abandono y la respuesta de la hermana
Los dos jóvenes cumplieron con su plan y su hermana, aterrada, les reprendió: «¡Ay, Dios, esto no puede ser verdad! ¡No podemos hacer esto! ¡Es una desgracia enorme!». Sus hermanos la ignoraron y ella tomó la valiente decisión de quedarse junto a su padre: «Dejadme aquí, que me coman los lobos. Pero Dios quiera que nos veamos después».
Los dos varones volvieron a casa, sin ningún remordimiento, mientras su padre y su hermana quedaban en mitad del bosque. Ella se quedó allí, valiente en un primer momento, atemorizada después. Y aterrorizada cuando vio como los lobos comieron a su padre. Pero, en ese momento, ella se convirtió en loba.
Loba de noche, mujer de día
Inició su camino de regreso a casa siendo loba, parando en una fuente, cerca de la localidad de Lumeras, conocida ahora como la Fuente de la Loba, donde paró a descansar. En ese momento pasó un hombre, al que le contó su historia y se convirtió de nuevo en persona.
Ella le comentó que, pese a ser loba, había un remedio para volver a su estado humano de forma permanente: casarse con ella y sacarle sangre del labio.
Este hombre se fío de la mujer loba, cumplió con lo que ella le pidió y volvió a ser persona, aunque sólo de día: de noche volvía a ser loba.
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