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El derrumbe del viaducto en la A-6, en la frontera entre León y Galicia, tuvo su origen el pasado 7 de junio en una combinación de factores que llevaron al colapso. Así lo advierten dos consultoras especializadas en las conclusiones finales aportadas al Ministerio y dadas a conocer este miércoles.
En concreto, ambas empresas concluyen que los trabajos de 'hidrodemoleción' en los mamparos (trabajos con agua a presión para eliminar el hormigón en mal estado y reponer el mismo una vez saneado) tuvieron una parte capital en este caso, pero no fue la única.
A ese factor se unió el 'cansancio' del hormigón, que no resistió la tensión causada por esta situación «como era de esperar».
Los dos modelos informáticos apuntan en esta dirección. Así lo ha advertido el secretario general de Infraestructuras, Xavier Flores García, quien en una rueda de prensa telemática ha remarcado que el informe sobre lo sucedido ha sido realizado por dos empresas con «enorme solvencia» dentro del sector, Idean y MC2.
«El resultado final es una situación multicausal», ha incidido. «Hay dos vanos y a uno de ellos le afectó mucho más la hidrodemolición. Pero ni siquiera llevando al extremo la hidrodemolición los modelos informáticos nos dan un resultado de colapso», por lo que tenía que haber atras situación que aceleraran la gravedad de la situación.
Las empresas han radiografiado los vanos de la A-6, incluyendo los cables que tensionan los mamparos del viaducto y que sirven, en modo coloquial, para «tensar» la estructura. «Para entendernos es como si apretáramos con las manos un conjunto de libros y los cables mantienen unidos los libros», ha relatado.
En una pormenorizada explicación Xavier Flores ha recordado que el vial estaba cerrado para corregir los problemas de filtración que se producían en la estructura afectando a sus vanos, los tensores y el área general.
«De no haberse actuado habría habido ese colapso», se ha remarcado, con lo que se concluye que la obra de conservación «era absolutamente extraordinaria».
«La decisión de actuar y cerrar el paso era necesaria por los problemas de corrosión acumulados durante muchos años» y que habían debilitado la estructura hasta el punto que la misma pudiera colapsar.
A lo largo del relato desde el Ministerio se han mostrado los daños previos que presentaban los mamparos de la zona, observándose serios daños en dos de ellos, mientras que otros ofrecían un estado más solvente. Al mismo tiempo ha recordado que se estaba trabajando en las citadas hidrodemoliciones en los mamparos con el fin de eliminar con agua a presión la estructura dañada para la recuperación y estabilización de la misma.
Desde el Gobierno se ha remarcado que se ha sido «muy rigurosos, con modelos de ordenador y otros aspectos» hasta alcanzar una conclusión final que, con todo, no es definitiva al cien por cien.
En el momento del derrumbre el viaducto llevaba cerrado, por obras, un año y sufrió un primer desplome que tuvo su continuidad días más tarde y que obligó a la demolición completa del área.
Ahora las obras de recuperación se extenderán hasta el año 2024. La previsión es que la calzada no dañada esté operativa en 2023 (segundo semestre), pero su 'gemelo' no se abrirá hasta pasado un año más.
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