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Por sus venas corre sangre berciana y escocesa pero sobre todo mucha savia musical. Tiene 14 años y un arte y una destreza de las que solo pueden hacer gala unos pocos. Tristán McVey, mitad de Pumarín (Balboa) mitad de Glasgow (Escocia), saltó al escenario del Teatro Bergidum de Ponferrada con Luar Na Lubre en el concierto que ofreció el grupo más internacional de folk-celta de Galicia en octubre para presentar las canciones de su nuevo disco 'Encrucillada', con el que celebran sus 40 años de andadura.
«Es un artista que va a dar mucho que hablar». De esta forma, Bieito Romero (gaitas acordeón diatónico y zanfoña) presentó sobre las tablas del coliseo ponferradino hasta en tres ocasiones a Tristán que con su gaita en ristre llenó de emoción un auditorio completamente entregado e imbuido por las notas de Luar Na Lubre y la mágica y prodigiosa voz de su cantante Irma Macías.
Nacido en la localidad de Pumarín (Balboa), el joven gaitero berciano, que compatibiliza sus estudios de música con el tercer curso de la ESO en el instituto Gil y Carrasco de Ponferrada, es fiel exponente de la tradición musical que heredó de su abuelo y de un hermano de éste. Música que le llegó también por la parte de Escocia a través de un primo que tocaba la gaita y de una prima que hacía lo propio con el tambor.
«A mi desde que era bebé siempre me encantó este tipo de música, la gaita era mi instrumento favorito y tenía ganas de aprender a tocarla», explica Tristán. Un aprendizaje en el que comenzó a dar los primeros pasos una vez cumplidos los seis años y en el que sigue metido de lleno a día de hoy con las bandas de gaitas Castro Bergidum y la de Vega de Espinareda.
La conexión con el instrumento ha convertido la gaita gallega ya casi en una prolongación de su propio cuerpo. Todo ello a pesar de que reconoce que «es complicada» dado que «tienes que ir poco a poco». Complicado también incluso a nivel económico por el desembolso que supone para su familia «porque no es como en Galicia o en Asturias donde está todo subvencionado» mientras que «aquí en El Bierzo todo tiene que salir de tu bolsillo». «No es fácil económicamente pero si en él encuentras tu destino como yo, adelante», remarca con entusiasmo.
Para Tristán McVey el concierto de octubre en Ponferrada fue la tercera ocasión en la que compartía escenario con Luar Na Lubre pero en este caso con un toque más mágico y especialmente entrañable. «La primera vez fue hace unos meses en mayo en A Coruña pero sigue siendo muy importante para mi porque fue en casa y mirar hacia el público y conocer a muchísima gente te emociona quizás más que si estás en un sitio con público desconocido», relata. «Fue impresionante porque la verdad es que nunca pensé que iba a llegar tan lejos o si iba a llegar sería cuando fuera bastante más mayor, un adulto», resalta.
Su unión con Luar Na Lubre surgió hace años. «Ya desde que era pequeño soy muy amigo de la familia de Bieito Romero y de él, mi madre y él son como hermanos, y tengo mucha conexión con él y con el grupo». Esa relación de amistad se une a la estrecha vinculación del grupo y del propio Romero con la localidad de Balboa. «Ya antes de que nos conociese ya vino a Balboa a dar muchos conciertos y charlas, tiene muchos amigos aquí y me tiene mucho aprecio y al Bierzo también», apunta Tristán. Tanto es así que de hecho uno de los discos más reconocidos de la formación se compuso en la palloza de A Casa de Lamas, en Cantejeira.
El joven gaitero berciano lo tiene claro: «Voy a seguir por el camino de la música», eso sí, ligada a completar su formación con otros estudios. Todo ello a pesar de reconocer que «no es fácil» teniendo en cuenta que es una enseñanza y una disciplina que compatibiliza diariamente con la Secundaria. «Puede producir un poco de estrés porque si le sumo las horas de estudio y de deberes ya casi no me queda tiempo para descansar», asevera.
En este camino Tristán McVey se sigue preparando para entrar el próximo año en tercero de Profesional en el Conservatorio de O Barco de Valdeorras ya que el de Ponferrada no cuenta con la especialidad de gaita.
Con solo 14 años y todo un futuro por delante, McVey se muestra tremendamente emocionado del punto al que ha llegado de la mano de una gaita que se lo ha dado todo. «Es mi instrumento y probablemente sea mi vida».
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