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Pacientes de BEDA y sus familiares, durante la jornada de puertas abiertas.

El alcohol no es un juego

La Asociación BEDA de Ponferrada celebra una jornada de puertas abiertas en el Día Mundial Sin Alcohol para concienciar de los problemas personales y familiares que causa el alcoholismo

e.jiménez

Martes, 15 de noviembre 2016, 21:03

Destrucción, pérdida de libertad, miedo, problemas, daños, soledad, enfermedad, pérdida de memoria, ruina, sufrimiento o desajuste familiar. Estas son algunas de las palabras con las que los pacientes de BEDA, centro de tratamiento del alcoholismo, y sus familiares han definido el alcohol. Un problema que para ellos les ha llevado, ya bien sea de forma voluntaria u obligados, a intentar ponerle solución. «Si la mitad de la gente supiera el daño que hace no beberían», asegura Verónica, familiar de un paciente.

José, José Luis, Verónica, Carlos y José son algunos de ellos, pacientes y familiares, que decidieron comenzar tratamiento contra el alcoholismo. «Yo comencé a beber con 15 o 16 años, ahora tengo 54 . No me consideraba alcohólico pero con 38 años me di cuenta que tenía un problema cuando al día siguiente necesitaba tomar una cerveza para hacer mi día, la familia me miraba, los amigos se fueron, los negocios me iban mal», relata José, que llegó a BEDA en el año 2000 y estuvo 12 años sin beber pero volvió a recaer y ahora hace un año que recibió el alta.

José fue uno de los que acudió voluntariamente a la asociación, que cuenta con un equipo de psicólogos, médicos y trabajadores sociales, pero otros lo hacen por presión familiar, por orden judicial o derivados de los servicios sanitarios. En el caso del padre de Verónica fue la familia la que se sentó con él «durante horas» para hacerle ver que tenía un problema. Les costó muchas lágrimas y desesperación hacerle entender que estaba «hundiendo su vida» pero lo consiguieron y lleva año y medio en tratamiento.

Todos ellos coinciden en que BEDA ha sido una «tabla de salvación», la luz al final del túnel tras llegar a situaciones límite tanto personales como familiares. Los pacientes se consideran enfermos y creen que el alcohol es una droga. «Es una droga tan destructiva como las consideradas sustancias ilegales, afecta a mucha más cantidad de gente, es barato pero te lleva a la destrucción personal y familiar», indica José, otro de los pacientes que ya lleva tres años sin beber alcohol.

Por su parte, Carlos, que ha cumplido 18 meses sin beber, considera que alrededor del alcohol existen muchos mitos,«que si cura enfermedades, que si una copita de coñac cuando tienes catarro. El alcohol no cura ni las heridas, todo son inconvenientes».«Es un buen método destruir problemas pero al final lo destruye todo», añade Verónica.

Inversión en prevención

Ante esto, pacientes y familiares están de acuerdo en que una manera de ponerle solución al consumo abusivo de alcohol es la prevención por parte de las instituciones con grandes inversiones en ello, así como en tratamientos puesto que «es más barato y ventajoso que la cura en un hospital cuando la enfermedad ya está avanzada», señala José.

José Luis, familiar de un paciente, es de la misma opinión. Recuerda que cuando se celebró el 40 aniversario de BEDA acudieron catedráticos en Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela quienes explicaron que Francia llevó a cabo grandes inversiones en prevención y lograron bajar en el ranking europeo de consumo de alcohol, en el que España ocupa la primera posición. Pero más importante que todo esto creen que la primera medida de prevención se debe dar en el entorno familiar desde edades tempranas.

«El alcohol no es un juego», añade Carlos, quien considera necesario «crear una pedagogía de beber, beber de forma moderada, siendo adulto, convivencial y no de una forma que pueda perjudicar la salud».

350 pacientes al año

La Asociación Bergidum Ex-Dependientes Asociados (B.E.D.A.), que funciona como centro de tratamiento del alcoholismo, trabaja de media cada año con 350 personas, entre pacientes, familiares y los que ya han sido dados de alta para realizar un seguimiento.

En este año han solicitado asistencia 95 personas nuevas, según explicó María Bretaña, una de las psicólogas del centro.

Todos los pacientes destacan la gran labor que realiza este colectivo y piden una mayor implicación de las instituciones.

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