El hayedo de Busmayor adquiere una belleza especial durante el otoño, cuando los tonos verdes van dejando paso a tostados, amarillos e, incluso, rojizos y violáceos, de sus hojas. Por eso, cualquier tarde de esta época del año puede ser buena para hacer un recorrido por los senderos que atraviesan este bosque, que merece la pena realizar con calma, sin prisa, para disfrutar de sus colores, sus luces, sus aromas y sus sonidos. Es el momento de calzarse las botas de montaña, colocarse una prenda de abrigo -en el interior del hayedo hay mucha humedad- y echar a andar, cámara en mano.
Esta ruta tiene una distancia de seis kilómetros, con una duración estimada de unas dos horas y media, que arranca al final del pueblo, tomando el camino hacia el Campo Gamonal, con la vista del Pico Faro al fondo que, con 1.615 metros, marca el límite entre el Bierzo y la provincia de Lugo. Bordeando el arroyo de Valiña Grande por la derecha, se va subiendo, mientras de vez en cuando se vuelve la vista atrás para disfrutar de las vistas del pueblo y el valle de Barjas.
Vistas del pueblo de Busmayor, mientras va ascendiendo la ruta siguiendo el arroyo Valiña Grande. (Foto; Quinito)
En el interior del hayedo siempre hay mucha humedad y apenas entra la luz del sol. (Foto: Quinito)
El agua está presente en todo el recorrido, con cascadas y chorreras. (Foto: Quinito)
Entonces es el momento de tomar el desvío de la izquierda, hacía Valiña Grande, y descender por un sendero, dejando la pista forestal, hasta llegar al arroyo, donde el caminante se encontrará con los restos del antiguo molino. El hayedo ya está esperando a unos metros, cuya entrada está ya nada más cruzar el riachuelo, para seguir el recorrido entre estos majestuosos árboles, que también se acompañan de alisos, helechos o valerianas. El ruido del agua también está presente, con las numerosas cascadas y chorreras que forma el arroyo Valiña Grande a medida que se va ascendiendo.
Tras pasar la Frevencia do Beiro y la Cova da Raposa, se llega a uno de los lugares más bellos del recorrido, una especie de “falso claro”, donde se ubica 'La piedra de los poetas', donde cada año se reúnen los poetas bercianos en un encuentro que lleva por nombre 'Versos en el hayedo de Busmayor'. Es el momento de prestar atención a nuestros pasos sobre las hojas secas, entre las que en esta época del años crecen numerosas setas.
Una de las cascadas más bellas de la ruta, la Frevencia do Beiro. (Foto: Quinito)
La humedad favorece el crecimiento de numerosas setas en esta época del año. (Foto: Quinito)
La 'Piedra de los poetas', donde cada año se recitan los 'Versos en el hayedo de Busmayor'. (Foto: Quinito)
Las hayas van adquiriendo un mayor porte a medida que va ascendiendo la ruta, hasta los 30 metros. (Foto: Quinito)
A media que avanza la ruta, las hayas van adquiriendo un mayor porte, también se pueden ver algunos acebos, hasta que se llega al camino que sube a los prados de Vegadecima, donde se encuentra una cueva que lleva ese mismo nombre, mientras el caminante se encuentra con avellanos, abedules, brezo e, incluso, algún serbal de los cazadores. La ruta continúa para entrar en una nueva masa de hayas tras contemplar otra espectacular cascada y seguir descendiendo hasta llegar de nuevo al pueblo de Busmayor, pasando antes ante la fuente Emprovida.
Este lugar es un “monumento de tronco y hoja” en las últimas estribaciones de la Sierra del Caurel, para culto de botánicos, fotógrafos y senderistas. Y es que es uno de los bosques de haya originarios mejor conservados de Europa. Una joya forestal de 23 hectáreas, que es la única masa de hayas de estas características en la comarca del Bierzo -sólo hay otras pequeñas concentraciones de hayas en el valle de Fornela-.
El recorrido continúa ascendiendo hasta los prados de Vegadecima. (Foto: Quinito)
Serbal de los cazadores, continuando el sendero hacia la cueva de Vegadecima. (Foto: Quinito)
Vistas del valle desde el interior de la cueva. (Foto: Quinito)
Los colores del otoño, sus hojas secas. (Foto: Quinito)
El hayedo de Busmayor es el reducto más occidental de España y de Europa de este árbol. (Foto: Quinito)
Las cascadas y sus verdes destacan en la frondosidad y los tonos marrones y ocres del recorrido. (Foto: Quinito)
Uno de los pasos de madera, que sirven para cruzar el arroyo de entrada al hayedo. (Foto: Quinito)
Unas vacas y sus terneros pastan en uno de los prados por los que pasa la ruta. (Foto: Quinito)
La fuente Emprovida, ya en el descenso de regreso al pueblo. (Foto: Quinito)