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Navidad
NAVIDAD
Un hada para Navidad
La pastelería Gisela Bakery&Cakery recibe en Nochebuena la visita del hada mágica Ondina Caricia para felicitar la navidades y cumplir algún sueño recogido en Árbol de Navidad
El traje del hada Ondina Caricia, en el escaparate de Gisela. (Foto: Quinito)
El traje del hada Ondina Caricia, en el escaparate de Gisela. (Foto: Quinito)
elbierzonoticias.com
16/12/2015
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Llega la Navidad a la pastelería Gisela Bakery&Cakery de Ponferrada y lo hace de la mano de un personaje muy especial, la Ondina Caricia, que se convierte en su hada durante estas fiestas navideñas. Este es el personaje mágico creado por el escritor y periodista Valentín Carrera y que se materializará en la pastelería el próximo día 24 de diciembre para felicitar las fiestas a todos los bercianos que lo deseen y, ¿quién sabe?, para cumplir algún que otro sueño navideño, que están siendo recogidos en el Árbol de Navidad de Gisela.

Mientras tanto, el vestido de oro de Ondina Caricia está siendo custodiado en el escaparate de la pastelería, esperando que lo vista su hada en la mañana de Nochebuena. El Árbol de Navidad aún dispone de sitio para muchos más deseos.

El Árbol de la Navidad, donde dejar los deseos navideños. (Foto: Quinito)

El cuento de la Ondina Caricia,  por Valentín Carrera

Cuenta la leyenda que el lago de Carucedo se formó con las lágrimas de la ondina Caricia, enamorada del pretor romano Tito Carissio, que andaba por aquellas tierras al frente de las legiones que desde Bergidum Flavium explotaban el oro de Las Médulas.

Tal vez Caricia era una joven berciana, hermosa y resalada, como nos gusta imaginarla, y el pretor Carissio la rondaba a destiempo, así que ella se puso a salvo ocultándose en una pequeña barca de remos entre las nieblas del lago. Quizás fue allí, en mitad del lago, entre garzas y avefrías, donde escuchó la música dulce de las ondinas, sirenas de agua dulce, que desde muy antiguo sabemos los bercianos habitan bajo las aguas de Carucedo.

Y quizás entonces, medio por escapar de Carissio, medio seducida por los cánticos de las ninfas acuáticas, o incluso porque en aquella época había mucho paro, decidió convertirse en ondina y quedarse para siempre a vivir en el lago.

Carissio, locamente enamorado, acudió a la orilla por entre los juncos y zarzales, bajando según se va desde Orellán hacia Borrenes, y adentrándose en las frías aguas, depositó sobre la barca mil diminutas pepitas de oro. Un soñador, aquel Carissio.

¡Mil diminutas pepitas de oro! La barca se hundió. Eso no lo cuenta la leyenda, ni viene en Google, pero lo saben todos los niños y niñas de Ponferrada: si pones mil diminutas pepitas de oro, por muy diminutas pepitas que sean, en una barca de madera, con remos de pata de palo, la barca se hunde.

Y mientras la barca se fue al fondo, una voz de trueno bramó: “Cuando las mil pepitas sean rescatadas del lago, la ondina Caricia volverá a vivir”.

El traje de la Ondina Caricia, el hada de la Navidad en Gisela. (Foto: Quinito)

Todo esto ocurrió hace exactamente 2000 años, cuando Las Médulas eran una inmensa montaña con la barriga llena de oro, antes de que le dejaran esas muelas y dientes mondos y lirondos que hoy son Patrimonio de la Humanidad. Bueno, amigos y amigas: ¡pues no sabéis el trabajo que nos ha dado rescatar las mil diminutas, pero que muy diminutas pepitas de oro del fondo del lago de Carucedo para devolver la vida a Caricia!

Las hemos sacado una a una, sobornando a las garzas y avefrías del lago con galletas y bombones de Gisela: por cada pepita de oro que nos traían en el pico, Gisela les daba un bombón o un trocito de galleta. Y las garzas reales volvían una y otra vez a sumergirse en las oscuras aguas del lago en busca de las pepitas doradas.

Hay quien no se cree estas cosas; incluso hay desconfiados que no creen en el Mago Chalupa ni en los Reyes Magos, y siempre andan queriendo descubrir el truco; pero bueno, allá cada cual, las sirenas y las ondinas solo son visibles a los ojos de las personas que creen en el amor.

Lo cierto es que llevamos todo este año 2015 enviando a nuestras garzas y palomas mensajeras al lago y ya conseguimos reunir muchas pepitas mágicas, rescatadas de las aguas de Carucedo, y con ellas hemos tejido hilo a hilo, perla a perla, en el telar de la fantasía y el cariño, el vestido de oro de Caricia. Esto es tan cierto como que el primero hombre que llegó a la Luna era una mujer, aunque a los de la NASA no les guste reconocerlo. Pero es así, como lo del vestido de oro de Caricia.

Solo que necesitamos las últimas pepitas de oro que nos faltan para devolverle la vida a nuestra hada mágica ¿Te gustaría ser tú una de ellas y fundirte con la ondina Caricia en un abrazo de generosidad y cariño?

Pues ve a la pastelería Gisela Bakery&Cakery la mañana de Nochebuena, dispuesto a repartir felicidad, porque ya sabes que las ondinas sólo se muestran a quienes creen en el amor.

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