?>
Cultura y Ocio
REPORTAJE
'Roces', el berciano de la batalla de Chavaga
Se cumplen 65 años de la batalla de Chavaga (Lugo), que enfrentó a Guardia Civil y un grupo guerrilleros encabezados por Evaristo González 'Roces'
El guerrillero "Roces", natural de Dragonte, que murió en la violenta batalla de Chavaga (Lugo). (Foto: Archivo Santiago Macías)
El guerrillero "Roces", natural de Dragonte, que murió en la violenta batalla de Chavaga (Lugo). (Foto: Archivo Santiago Macías)
Vanesa Silván
20/04/2014
  Preparar para imprimir  Enviar por correo
Hace exactamente 65 años, el 20 de abril de 1949, tenía lugar la llamada batalla de Repil, en el pueblo de Chavaga, el último choque armado importante entre las guerrillas antifranquistas y la Guardia Civil registrado en el sur de Lugo y en el que perdía la vida el berciano Evaristo González Pérez, conocido popularmente como Rocesvinto o 'Roces'. Natural de la localidad de Dragonte (Corullón), este hombre dirigía a este grupo de guerrilleros , que llevada unos dos años utilizando las casas de esta pequeña parroquia lucense como refugio.

Se ponía así fin a la intensa vida de 'Roces', que tomó su apodo del nombre del cura al que junto a sus hombres asesinó en Dragonte, por emitir informes negativos contra él durante el consejo de guerra al que fue sometido una vez finalizada la Guerra Civil, en 1942. Y es que una vez iniciada la contienda, Evaristo González decidió huir de su casa en ese pequeño pueblo ante el temor que le despertaron los constantes “paseos” llevados a cabo contra sus conocidos y amigos. Tiempo después pactó su entrega y se afilió a la Falange, con el objetivo de salvar su vida, pero tras ser movilizado al frente se pasó a las filas republicanas, en las que permanecería hasta su detención una vez finalizada la contienda española.

El brazo instigador de esa “encerrona” en Chavaga fue también el comandante Arricivita -responsable de urdir la trama que acabó con la vida del conocido guerrillero Manuel Girón-, que había llegado en 1949 a Ponferrada con el encargo de aniquilar la resistencia con las “tácticas” puestas en práctica en anteriores destinos y que le habían dado muy buenos resultados, sabiendo que el choque armado accidental era fatal para las filas de la guerrilla cuando se utilizaba el factor sorpresa y la propia información de la que disponían los enlaces -hasta 50.000 pesetas de la época llegaban a pagar por sus confidencias-.

Según explica Santiago Macías en su libro 'El monte o la muerte', las constantes amenazas y presiones de la Guardia Civil seguían facilitando las acusaciones de los antiguos enlaces de la Federación de Guerrillas, que derivaban en cruentos episodios como el vivido en Chavaga -cerca de Monforte de Lemos- ese 20 de abril de hace más de seis décadas. Macías recoge el testimonio de un sargento de la Guardia Civil, Gabriel Ferreras, que recuerda que ese día “salimos a las 9.00 horas de Ponferrada en el autocar y en el jeep para caer a las cuatro de la tarde sobre el lugar donde se encontraban las casas”.

El guerrillero Evaristo González, conocido como Rocesvinto o 'Roces', vestido de militar. (Foto: Archivo Santiago Macías)

En el círculo, 'Roces'. Arriba, Guillermo Morán y su hermano Mario. Abajo, Arcadio Ríos y Abelardo Macías.

Cerco a las dos casas

El objetivo de la incursión, en la que participaron cerca de 150 guardias civiles llegados de Lugo y la capital berciana, era capturar al grupo de guerrilleros dirigidos por 'Roces' y que estaban ocultos en dos casas. “Las dos casas distaban más de dos kilómetros una de otra, nuestros datos eran que en la primera había dos hombres y cinco en la otra”, explica Ferreras, que añade en sus declaraciones que “rompieron el fuego los de la otra casa y al sentir los disparos asomó a la puerta que yo vigilaba un individuo fuerte, lanzando imprecaciones y ordenando a sus compañeros prepararse para salir e ir en defensa de los de la otra casa que estaban siendo atacados, bien ajeno estaba él a que yo le estaba oyendo y a que ellos también estaban cercados”.

Los últimos minutos de vida de 'Roces' son relatados por Antonio Téllez, que cuenta que el guerrillero, al verse cercado, salió de la casa y sin dejar de disparar su subfusil consiguió penetrar en un campo de maíz. “Allí cerca vivía un hombre con dos hijos y una hija, y todos conocían bien a los hombres de la partida, los guardias, poco predispuestos a correr riesgos inútiles, pues ya habían sufrido algunas bajas, mandaron a uno de los chavales al maizal para que hablara con 'Roces'. Este oyó el ruido del mozuelo entre el maíz y sin duda pensó que antes de morir todavía se llevaría algún guardia por delante, pero vio al chico a tiempo y comprendió que nadie se metería allí para buscarlo. Entonces le dijo: «Ah… eres tú… di a los guardias que ya pueden pasar» y, seguidamente, se pegó un tiro… se suicidó”, explica Téllez.

El enfrentamiento armado concluyó con la muerte de 'Roces' y otros tres guerilleros (Gregorio Colmenero, Guillermo Morán y Julián Acebo), además de los dueños de la casa en la que se ocultaba el jefe del grupo guerrillero, los hermanos Ramón y María López Casanova. Por otro lado, lograron escapar Fermín Gutiérrez Lada y Saúl Mayo. Las detenciones se sucedieron en los siguientes meses gracias a la documentación hallada y, en septiembre, cuatro detenidos que eran trasladados de Chavaga a Monforte se dieron a la fuga, dos fueron tiroteados y otros dos lograron huir, entre ellos Jesús Costoya, quien habría jugado un papel 'vital' en el éxito de la Guardia Civil aquel 20 de abril y que no se revelaría hasta ocho años después.

Fotografía de 'Roces' muerto, que guardaba un capitán de Guardia Civil que participó en la operación y depositada en un archivo de Zaragoza. (Foto: Archivo Santiago Macías)

El delator

Y es que resultó que Jesús Costoya fue un confidente, que facilitó información a la Guardia Civil. Tras su huida se desplazó al poblado de Bárcena, cerca de Ponferrada, dónde vivía plácidamente hasta que fue detenido el 8 de noviembre de 1957 y trasladado a la prisión de Lugo. 'El monte o la muerte' recoge íntegramente su declaración, en la que cuenta que “en los primeros meses del año 1949 el declarante coincidió en Chavaga, en la casa de su suegra, con uno que decía ser guerrillero, llamado Segura, interesando facilitase alojamiento en su casa a él y a otros compañeros”.

Costoya explica que, tras comprobar que se trataba de “bandoleros”, decidió poner los hechos en conocimiento del comandante Arricivita y pasó a convertirse en un enlace de la Guardia Civil, “con la cual prestó servicio durante mucho tiempo para la persecución y captura de los bandoleros, recibiendo por estos servicios, y en distintas fechas, varias cantidades de dinero como premio”. Incluso llegó a pactar su ingreso en la cárcel de Quiroga para obtener más información y, asimismo, acordó su fuga. Macías, además, destaca en su libro que esas confidencias en lo que respecta a las muertes de Chavaga llevaron a la cárcel a toda su familia política, a su suegra y a cinco de sus hijos.

“Resulta que el mencionado sujeto colaboró activamente con las fuerzas del Cuerpo en la labor de descubrimiento y exterminio del bandolerismo existente en esta provincia desde el año 1949, lográndose merced a sus confidencias localizar y exterminar la partida del bandolero Evaristo González Pérez (a) Rocesvinto en el mes de abril del mencionado año en Chavaga, Monforte, por cuyo servicio fue gratificado con una importante cantidad en metálico por la Dirección General del Cuerpo, habiéndose conseguido como consecuencia de su mencionada colaboración descubrir y desarticular la numerosa red de enlaces, cómplices y encubridores del bandolerismo”, contempla el informe emitido por el teniente coronel jefe de la Comandancia de Lugo.

De Evaristo a Roces

El guerrillero Evaristo González recibe su apodo tras los hechos registrados en Dragonte, su pueblo natal, el 21 de octubre de 1945. Ese día se tomó la revancha contra el cura de ese pueblo, Rocesvinto Ruiz, y otros vecinos de la localidad que habían enviado informes negativos contra él en el consejo de guerra al que se vio sometido al finalizar la Guerra Civil y por el que inicialmente fue condenado a pena de muerte.

En esa sentencia se consideraba probado que abandonó su posición en las filas franquistas para pasarse a la zona roja “incondicionalmente unido a la causa marxista se enroló inmediatamente a un Escuadrón de caballería” y también recoge que en el pueblo de Dragonte se distinguía por una “intensa propaganda comunista”. Incluso señala que en una ocasión entro “encubierto” a la iglesia para amenazar de muerte al sacerdote y que el 16 de junio de 1936 capitaneó a un “grupo de marxistas” que impidieron la celebración de una romería.

Otro de los hechos por el que es condenado es porque tras el golpe militar del 18 de julio se opone al Movimiento, haciendo guardias con “brazalete rojo”, “incendiando la iglesia parroquial y preparando a los mineros rebeldes bercianos para atacar el cuartel de la Guardia Civil de Ponferrada”. Finalmente esa pena de muerte sería conmutada por la “reclusión perpetua a muerte y accesorios, que supondría una condena de treinta años y que cumplía en León hasta su fuga el 29 de septiembre de 1942.

Hoja de la sentencia que condena a 'Roces' a la pena de muerte.

Unos meses después la condena a muerte es conmutada por "reclusión perpetua".

  Preparar para imprimir  Enviar por correo