?>
Opinión
OPINIÓN POR ALEJANDRO PASTOR
Parlamentum
Deambulamos hace treinta y seis años por una denostada democracia, que no posee poder del pueblo, pues el pueblo duerme a pesar de que alguna vez despierta, exige, lucha, trabaja pero al poco olvida y duerme, abre el ojo cada cuatro años, pero deja de mirar en el mismo instante que su sobre cae lentamente a la voz de Fulanito Pérez, ¡Vota! No espera que cumplan lo prometido, sino que cae de nuevo en el feliz letargo durante otros cuatro años.
20/07/2014
  Preparar para imprimir  Enviar por correo
PIENSA PASTOR
Este poder del pueblo, directo, indirecto, representativo como quieran llamarlo deberíamos analizarlo. Estos días pasados, nos ilusionamos con el principio del fin del podrido pero rentable bipartidismo. A Europa marchan unas gentes, de las cuales no sabemos mucho, y representadas por cuatro personas y media de cada diez, ¿Dónde están los otras cinco personas y media?

Desilusionadas, cansadas, hartas, no se sienten parte del sistema, piensan que si ninguno fuésemos a votar ya se enterarían estos ladrones, agotadas de elegir un representante que no le representa, un profesional parlamentario, que no escucha al que parlamenta, decididas al qué más da, si todos roban. Estas personas conscientes o inconscientes participan en la elección de los que nos han llevado hasta aquí, sin diferenciar rosas de gaviotas, pues la alternancia a olido a la misma línea de gobierno a costa del pueblo, sin contar con el pueblo, eso sí, para salvar al pueblo.

En el s.XIX un tal Charles Maurice de Talleyrand leyó la propuesta de constitución de 1815 de manos de Luis XVIII y le pareció extraño que los diputados cobrasen, pues entendía el cargo de diputado como un gran honor, un precioso ejercicio para mejorar la vida de los que han depositado su confianza, y la gestión del dinero público, un debate obsoleto para nuestros días, sin volver a la comparativa pesimista de nuestros tiempos, da que pensar.

Si nos remontamos más en el tiempo, en nuestra preciosa provincia, nuestros hermanos cazurros hicieron un hito poco conocido, pero se adelantaron a los ingleses y franceses, por necesidades de un rey, consiguieron realizar las primeras cortes. Con representantes de las ciudades de todo el reino. El primer parlamento en 1188, enseñándole al mundo las posibilidades que tiene un pueblo organizado, la UNESCO así lo ha reconocido. León cuna del parlamentarismo, esta denominación desconocida por muchos, poco valorada por pocos, debería ser la primera piedra en la cual construimos nuestros cimientos. ¿Por qué no se lo gritamos al mundo? ¿Por qué no honramos a nuestros ancestros? Se me ocurren muchos por qué , y tan solo una respuesta, somos cómodos, somos conformistas , tenemos miedo a lo desconocido y preferimos lo malo conocido. Van a pasar más de ochocientos años, de este primer gran paso, y acabamos de coronar en pleno s.XXI un nuevo monarca, con más derecho que tú solo por nacer, venderá jamones y trenes, sabrá gallego, catalán y euskera, estará preparado como ninguno, ¿Legítimo? Si claro, ¿Ético? No lo sé, pero no posee el respaldo de una votación popular, el amor de un pueblo, solo la asignación divina heredada de sus antepasados, acompañada del deseo de nuestro Paquito , pero por lo que a este humilde respecta ¡nada!.

Haceos buenos.



Smith, Alfred Emanuel : "Todos los males de la democracia pueden curarse con más democracia."

Cualquier propuesta, sugerencia o desencanto, Alejandropastorbierzo@gmail.com

Más artículos del autor:
    Educación
  Preparar para imprimir  Enviar por correo