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Cultura y Ocio
REPORTAJE
Los abuelos se independizan con futuro 
El complejo residencial para personas mayores de Valladolid cumple las expectativas de los socios tras cuatro años de funcionamiento
Felicidad Rosa González, "Lili", residente en el complejo de apartamentos para mayores de la cooperativa Profuturo, en uno de los espacios comunes. (Foto: Miriam Chacón)
Felicidad Rosa González, "Lili", residente en el complejo de apartamentos para mayores de la cooperativa Profuturo, en uno de los espacios comunes. (Foto: Miriam Chacón)
R. Travesí
29/03/2015
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 El nombre de la cooperativa, Profuturo, es toda una declaración de intenciones porque sus socios aseguran que aún les queda mucho por vivir. Un futuro que, de momento, pasa por ser dueños de la última etapa de la vida y continuar siendo activos. El grupo de personas de Valladolid que allá por 2000 se embarcó en el proyecto de construir un complejo residencial de apartamentos equipados y diseñados con los servicios adaptados a sus necesidades muestra su satisfacción después de cuatro años de experiencia, que es el tiempo que llevan ocupando las viviendas. 

Un nuevo modelo que fue pionero en España y que hasta su puesta en marcha en Valladolid solo existía algún caso similar en el norte de Europa. En general, los socios de Profuturo huyen de los anglicanismos como ‘cohousing’ porque aseguran que su cooperativa va más allá de una comunidad de viviendas con servicios comunes.

Bien es cierto que Profuturo es una alternativa a la residencia convencional y va un poco en la línea del cambio de filosofía que aplica la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades con el modelo ‘En mi casa’ a través de los centros multiservicios, abierto a las personas mayores de la zona, y de las unidades de convivencia para los residentes.

En la actualidad, el complejo de apartamentos adaptados para mayores Profuturo Valladolid, ubicado en la Urbanización Santa Ana de la capital, cuenta con 126 socios y solo hay una vivienda que está libre. Cerca del 80 por ciento de los apartamentos está ocupado y algunas personas viven a temporadas. Es el caso de Isidoro Curiel que, con 73 años, tiene el apartamento totalmente equipado aunque habitualmente no vive en él. Está casado en segundas nupcias y su pareja aún trabaja pero “la idea es poder aprovecharlo en un futuro”.

Quien ya lo aprovecha es Felicidad Rosa González, ‘Lili’, que dice sentirse encantada de la decisión de convertirse en socia de Profuturo. “Es lo mejor que me ha pasado desde que falleció mi marido”, se sincera. Recuerda cuando le comentó la idea a su hija que reside en Cantabria y mostró su oposición al pensar que era una residencia. “Cambió rápido de opinión cuando vio el complejo y el tipo de proyecto”, declara.

Destaca que los residentes forman una “comunidad muy buena, de diez, y si necesitas ayuda siempre hay alguien”, añade. La encontramos en la cafetería apurando un café en la barra aunque hay días que come en el restaurante. Pese a tener 73 años aprovecha el tiempo al máximo y disfruta con sus viajes. Además, cuando llega el verano vuelve a su casa de la urbanización del Pichón, a las afueras de Valladolid.

El presidente del Consejo Rector de Profuturo, Felipe Martín recuerda que la mayor parte de los socios optó por formar parte de la cooperativa ya que “contábamos con una renta superior para acceder a una plaza de una residencia pública pero no llegábamos para costear un centro privado”. Pero, al margen de los criterios económicos, apostaron por un modelo con muchos espacios comunes para acoger servicios propios de una residencia. Además, sus vecinos forman parte de una “gran familia”.

Espacios comunes

Una característica salta a la vista durante la visita al complejo. Hay espacios amplios y muy luminosos que animan a hacer vida. No en vano, el 40 por ciento de la superficie corresponde a elementos comunes que acogen gran número de salas como un salón, salas multifuncionales para acoger desde una merienda, una partida de cartas hasta un concierto, una proyección de cine y conferencias o degustaciones pasando por un gimnasio con sus aparatos y un jacuzzi. Otro de los espacios está destinado a la intergeneración para que las personas mayores puedan pasar un rato con los niños que celebran un cumpleaños, un cuentacuentos o una fiesta de disfraces.

Isidoro Curiel, gerente del complejo de apartamentos de la cooperativa Profuturo. (Foto: Miriam Chacón)

El objetivo es estar entretenido el mayor tiempo posible y aprovechar al máximo. Además, ayuda mucho que la cooperativa esté situada en el ámbito urbano, lo que facilita los desplazamientos de los socios al centro de la ciudad con transporte propio o autobús y poder mantener los contactos con la familia y los amigos.

También hay una zona de lavandería pero tampoco pueden faltar unas consultas médica y de enfermería, una sala de fisioterapia y unas salas preparadas para instalar en un futuro boxes de atención. El equipamiento llega hasta el punto de contar con una peluquería que abre los viernes y sábados, una cafetería restaurante y hasta un oratorio para rezar y acoger misas los domingos.

Recepción 24 horas

Además, hay recepción durante las 24 horas al día con la que todos los apartamentos están conectados por un interfono. Siempre hay alguien al otro lado con solo pulsar un botón que está colocado en varias estancias de las viviendas. Es lo más parecido a una residencia porque todas las instalaciones cumplen la normativa de este tipo de centros como edificio sin barreras arquitectónicas, pasillos y puertas de ancho especial, suelo antideslizante en el baño

“Esto es el futuro porque se optimizan los espacios”, precisa Felipe Martín. Y pone el ejemplo de una persona sola o un matrimonio que cuenta con una vivienda con varias habitaciones y “sobra casa por todos los lados”. En cambio, considera que “aquí todo es más reducido y están los servicios que realmente necesita una persona mayor”. El restaurante, que está abierto al público en general, ofrece menús –a precios asequibles- para aquellos socios que no deseen cocinar en sus apartamentos.

Y todo por unos gastos generales al mes de 210 euros para los apartamentos de dos dormitorios y 170 para los de una habitación, que permite disfrutar de los espacios comunes pero también incluye la limpieza de la vivienda una vez al mes.

Complejo de apartamentos para mayores de la cooperativa Profuturo. (Foto: Miriam Chacón)

Durante el recorrido nos acompañan el presidente y el secretario de Profuturo, Felipe Martín e Isidoro Curiel. Nos encontramos con algunos vecinos por los pasillos y la relación es de paisanaje. Todo el mundo se conoce por su nombre y la gente se siente arropada. “Una cosa es ser independiente y otra sentirse solo”, precisa.

Martín echa la vista atrás y recuerda las complicaciones que los socios encontraron al echar a andar el proyecto. “No había referencias ni un marco jurídico claro” para este tipo de apartamentos. Recuerda los temores que había en las administraciones porque el complejo se levantó sobre una parcela de suelo dotacional. Además, se trataba de una inversión importante (19 millones de euros) y había que ir con paso firme en un momento que coincidió con el ‘boom de la construcción’.

Proyecto gestado en 2000

El proyecto comenzó su gestación en 2000 cuando tuvo lugar en un centro cívico de la ciudad una conferencia para personas mayores donde se dio a conocer el proyecto. La idea cuajó y un grupo importante solicitó más información. Tras un sinfín de trámites administrativos y numerosas reuniones con colectivos profesionales la colocación de la primera piedra tuvo lugar en 2008. Desde entonces, Profuturo se ha convertido en una historia de superación donde, por encima de todo, ha primado el consenso. Como toda cooperativa, tiene sus estatutos y uno de los requisitos es contar con más de 50 años.

En la actualidad, la media de edad de los vecinos del complejo está entre los 70 y los 75. De momento, todas las personas son válidas y pueden aprovechar las instalaciones comunes y disfrutar de las actividades programadas. “Aquí hay un fomento del envejecimiento activo, lo que retrasa la aparición de la dependencia”, explican los socios de Profuturo.

A día de hoy, Felipe Martín muestra su satisfacción con el proyecto que ha superado las expectativas previstas. “No hay semana en que venga alguien a visitar el complejo y conozca nuestro modelo para implantarlo en otra ciudad”, insiste. Incluso, Castilla y León podría acoger algún proyecto similar. “En cualquier capital de provincia hay 80 personas mayores que desearían vivir aquí”, reflexiona.

El presidente de Profuturo deja claro que la cooperativa “no trata de vender nada, simplemente respondemos las preguntas y dudas que plantean” las personas que visitan sus instalaciones. Eso sí, el único consejo es concienciar de la necesidad de contar con un grupo de gente dispuesta a participar y que esté convencida del proyecto, que será “largo y tortuoso” pero con una gran recompensa para los años que les restan por vivir. 

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