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Cultura y Ocio
REPORTAJE
La arquitectura se aúna con la musicalidad
Un estudio asegura que la fachada de la Universidad de Salamanca se construyó siguiendo la teoría Pitagórica de la armonía del universo
La profesora de música, Amaya Pérez, ha estudiado la teoría sobre la armonía musical de la fachada de universidad de Salamanca. (Foto: David Arranz)
La profesora de música, Amaya Pérez, ha estudiado la teoría sobre la armonía musical de la fachada de universidad de Salamanca. (Foto: David Arranz)
Ical
02/08/2015
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 La fachada de la Universidad de Salamanca, uno de los monumentos más emblemáticos del Plateresco, tiene componentes musicales y armónicos. Ésa es la conclusión a la que ha llegado Amaya Pérez, profesora del Área de Música de la Universidad salmantina a través de un estudio. 

Mientras esta historiadora de la Teoría Musical dirigía una tesis sobre la Escuela Pitagórica y la armonía que existía entre el universo y la música, se le ocurrió pensar que la fachada de la universidad salmantina y las proporciones que tenía en altura, no correspondían a un orden o modelo establecido. Por aquel entonces, el arquitecto Pablo Andrés acababa de publicar un libro sobre la estructura de la fachada, y proponía módulos de medida que podrían haber sido utilizados para su construcción. El pie toledano, el castellano o el romano fueron sometidos a su estudio.

Amaya Pérez, tomando este estudio como base, analizó las proporciones que había entre los tres cuerpos de la fachada y la crestería superior, y concluyó que dichas proporciones son las que aparecen en uno de los libros de música que hablan sobre el orden armónico de esta disciplina en el que Pitágoras descubrió las proporciones musicales.

Existe un mito según el cual, cuando Pitágoras pasó caminando por una fragua y escuchaba a los herreros golpear los yunques, concluyó que esos golpes eran musicales y tenían intervalos. Para comprobar su teoría, el matemático pesó los martillos, y las proporciones que halló como resultado eran de doce, nueve, ocho y seis. La teoría era falsa, pero esos números sí funcionan en longitudes de cuerda, que sería donde encontraron esa relación. De hecho, esa teoría se ha repetido de manera continuada y siempre con las cifras doce, nueve, ocho y seis, la denominada ´Tetractis musical´ por antonomasia.

Si mides los cuerpos de la fachada, añade Amaya García, la crestería y las columnas que engloban la fachada a los dos lados, no solo se guardan estas relaciones, sino que si los mides en codos romanos-como lo propuso Nebrija en su momento- se respetan esos mismos cuerpos. Cuando la profesora descubrió esos datos, pensó que aquello “no debía ser casual” y se puso a trabajar sobre los textos de los siglos XV y XVI para investigar el ambiente cultural de la época y ver si era posible que en la construcción de la fachada universitaria hubieran tenido eso en cuenta.

Relación entre la música y las matemáticas

Hasta el siglo XVIII, cuando se hablaba de música, se hacía en términos matemáticos. La música formaba parte del Cuadrivium y, junto con la aritmética, la geometría y la astronomía, eran las disciplinas matemáticas. Esta relación entre matemáticas y música es algo que muy pocos conocen, señala esta profesora , y “nos parece impensable-ya que hoy en día no se estudia así- que la música fue en su momento una disciplina matemática”.

Por aquel entonces, existía cierta obsesión con la idea de que el universo presentaba una armonía que se reflejaba en el movimiento de los planetas y en los sonidos musicales que se utilizaban para hacer música. Esta idea de que el universo y la música comparten armonía- algo que ya se afirmaba en la Escuela Pitagórica incluso antes del siglo VI A.C.- tiene que ver con un descubrimiento que hicieron en la antigüedad, y que estaba relacionado con las propiedades físicas de algunos objetos productores del sonido – en concreto las cuerdas de una guitarra- de manera que si haces vibrar la cuerda entera o su mitad, obtienes dos sonidos muy relacionados musicalmente, son muy consonantes.

Ese intervalo entre el sonido grave y agudo es el que se conoce como una octava, y una octava es el intervalo más consonante musicalmente hablando. Además, se dieron cuenta que el sonido que se produce cuando se tocan dos tercios de la cuerda, el sonido que se produce en relación con el sonido de la cuerda completa, también es muy consonante, al igual que con cuatro tercios. Pero no ocurre con cualquier otra fracción de cuerda, es decir, que solo ocurre con fracciones sencillas de dos a uno, de tres a dos, de cuatro a tres…

Amaya Pérez, profesora del Área de Música de la Universidad salmantina. (Foto: David Arranz)

Así, empezaron a vincular la música con las matemáticas, de manera que los intervalos musicales consonantes se podrían expresar como proporciones matemáticas. De esta forma, la música se convirtió en un modelo de disciplina donde se podía ver de manera evidente . Pero, sería a partir del Renacimiento cuando los arquitectos y los artistas plásticos quisieron dignificar las artes liberales las disciplinas matemáticas del Cuadrivium , no las lingüísticas del Trivium.

Y el modelo que se marcan para ello, es la música, llegando a la conclusión de que la armonía del universo también tiene que estar reflejándose en su arte . Y esa armonía, se refleja a partir de estas proporciones de los intervalos musicales. León Battista Alberti- tratadista y arquitecto renacentista- ya habló sobre ello y aseguró que el arquitecto tenía que utilizar aquellas proporciones bellas y armónicas que contemplaba el universo , algo de lo que sabían mucho los músicos. A partir de entonces, Alberti empezó a establecer esas proporciones, usándolas para crear relaciones entre largos, anchos y altos de habitaciones.

Escasos estudios sobre la estructura

Esta musicóloga recuerda que apenas existe documentación sobre cómo se construyó la fachada de la Universidad de Salamanca. Y, aunque se ha estudiado “muchísimo” su aspecto iconográfico, le sorprende que no haya estudios sobre los aspectos estructurales de la misma.

Lo que sí hay, es un estudio que se realizó sobre las reformas llevadas a cabo en la universidad a principios del siglo XVI. El edificio de la institución académica se “modernizó” adaptándolo a las modas clasicistas romanas que venían de Italia. Se construyó la Biblioteca arriba, se construyó una gran escalera que después se decoró, al igual que los antepechos de la Biblioteca y, al final, se construyó la fachada como culmen a las obras.

Pero también se añadió una entrada más a la que ya existía – a modo de cancela- siguiendo el modelo de las antiguas casas romanas que tenían dos entradas y un patio central. Como remate a esa entrada exterior, tuvieron que construir sobre ella la actual fachada de la Universidad de Salamanca. Luego, todo el edificio fue reorganizado para “adaptarlo a las modas”, y eso significaba remitirse a la antigüedad clásica.

Por eso, parte de ese programa de arquitectura ´a lo romano´ que se estaba poniendo de moda, consistió en recuperar una fachada ´ armónicamente bella´ de forma que fijara las proporciones que desde la antigüedad se están asociando con lo musical.

Amaya Pérez ha publicado su estudio en un artículo titulado ´Music and architecture in the historic facade of the University of Salamanca´ que aparecerá en la publicación Recent Research in Early Iberian Music in a International Context, pero espera hacerlo próximamente de manera más extensa y en español para que su teoría llegue también a los no expertos en musicología.

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