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Cultura y Ocio
REPORTAJE
El sueño de un nuevo Campofrío en Burgos
250 trabajadores están recolocados en otras plantas un mes después del incendio que destruyó la emblemática fábrica burgalesa
Trabajadores de Campofrío, ante la fábrica calcinada. (Foto: Ricardo Ordóñez)
Trabajadores de Campofrío, ante la fábrica calcinada. (Foto: Ricardo Ordóñez)
María Orive
21/12/2014
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 "Nervioso". Así estaba el pasado martes Jairo Manzano (26 años), uno de los trabajadores de la planta burgalesa de Campofrío que ha sido reubicado en la instalación que la compañía tiene en Ólvega (Soria). "Es un honor", dijo, ser uno de los afortunados recolocados, tras los criterios de selección marcados por el comité de empresa que priorizan a aquellos que no tienen prestaciones por desempleo para los dos años que tardará en construirse la nueva fábrica en Burgos. Y, como confirmó esta semana en la capital burgalesa la responsable de Recursos Humanos de la compañía, Remedios Orrantia, siempre "intentando conjugar la vida personal y profesional con turnos y horarios que permitan estar en casa tres días y asumiendo todos los gastos de desplazamiento, estancia y manutención".

 

Y así Jairo no lo dudó un instante cuando le llamaron tres días antes de comenzar en la planta soriana. El martes estaba en un curso de bienvenida, dispuesto a empezar una nueva etapa, y una vez de vuelta a Burgos, el viernes por la mañana, comentó que "ha sido una semana corta para aprender cómo se trabaja allí", pero "contento". Relató cómo ha sido "duro", porque "estamos acostumbrados a una planta tecnológicamente moderna y hemos ido a una planta de los años 50 que tiene la tecnología que podía tener la anterior de Campofrío en Burgos, la de la carretera Logroño, bastante antigua", por lo que "tenemos que acostumbrarnos a esta forma de trabajo".

Jairo subrayó que "lo que más nos ha llamado la atención es cómo nos han recibido en Ólvega, tanto los compañeros como los vecinos de la localidad, ya que, desde el primer momento, nos han tratado como uno más". Por ahora, trabajarán de lunes a jueves, en turnos de 14 a 24 horas, y el viernes por la mañana volverán a la capital burgalesa en autobús. "Luego ya depende de la producción y de la capacidad de la planta", explicó a su llegada. De momento, "este primer mes estamos en hoteles y hostales que nos ha buscado la empresa, para que nos fuésemos sin más preocupaciones por lo precipitado, y ya después nos buscamos un piso", puntualizó.

En total, hasta ahora, la empresa ha recolocado en cuatro semanas a un 30% de los empleados de la planta siniestrada, unos 250, y el 80% de ellos ya están trabajando en sus nuevos destinos: en las otras instalaciones de Campofrío en Burgos, en Ólvega (Soria) o en Torrente (Valencia).

El presidente de Campofrío, Pedro Ballvé, confirmó que será a finales de 2016 cuando se pueda materializar su compromiso de cortar la cinta de la nueva factoría en la capital burgalesa. Para ello, el proyecto de construcción tiene que estar listo en el primer cuatrimestre, aunque no quiso desvelar aún dónde se situará esta instalación. Varias opciones se plantean: en el mismo lugar de la planta calcinada por el fuego en el polígono Gamonal-Villayuda; en la otra punta de la ciudad, donde se sitúa Carnes Selectas en Villalonquéjar; o cabe la posibilidad de que la nueva factoría tenga dos partes. Lo cierto es que, en el acuerdo alcanzado entre el comité y la compañía, se garantiza el empleo de los trabajadores allí, sea donde sea.

Medidas

Entre las medidas que la compañía y el comité aprobaron está un complemento de 290 euros al mes para todos los empleados en los 24 meses que durará el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en doce pagas. Gustavo de la Cruz (38 años), otro de los trabajadores, consideró que es "insuperable" este acuerdo entre ambas partes. "La empresa está haciendo un gran esfuerzo, porque son 60.000 toneladas de producto que no salen de La Bureba, que no tienen un ingreso, y todavía piensan en minimizar el problema económico y social de estas familias", señaló. Él apuntó que nadie esperaba un convenio así. "Lo aplaudimos todos", anotó Gustavo, que destacó que "ya está rubricado en un papel, ya no son solo palabras". Pero, además, subrayó las reubicaciones que está haciendo la empresa y afirmó que mañana "se van otros doce o trece a Valencia".

Su mujer Beatriz Recio (34 años), también empleada, señaló que "la actuación de Campofrío está siendo digna de aplaudir, porque aunque estén buscando sus ayudas para la nueva planta, a nosotros nunca se nos ha dejado de lado". Ella está muy agradecida a la labor también el comité de empresa y que "hay que poner un monumento para ellos", porque, a pesar de sus distintas circunstancias personales, "han dejado todo para centrarse en esto y todos a una".

Los dos piensan en que, si les llaman para trabajar en otra planta de la multinacional, se van. Incluso los dos con sus hijos, Rubén (6 años) y Jimena (2 años), "si me pueden ayudar para colocarme allí con un colegio para ellos", explicó Beatriz. Mientras tanto, "haremos cursos de formación porque el día de mañana hay que entrar a producir, yo no puedo entrar a perder el tiempo", dijo pensando en la nueva factoría que, según ha anunciado la dirección de la empresa, será una de las más modernas. "Si van a entrar máquinas nuevas, tienes que saber dónde no meter la mano", incidió.

Por ello, el compromiso de la multinacional es una de las razones que explicó Lorena Santamaría (33 años), otra de las trabajadoras de la planta siniestrada, para decir que "si la empresa recurre a mí para irme a otra fábrica en este tiempo, me voy ya, no me lo pienso". Ella apuntó que "hay que reconocer el compromiso que la empresa mantiene de recurrir a nosotros mismos a sus propios trabajadores cuando podía buscar en Soria o Valencia a cien personas para incrementar la producción". Por lo tanto, "nosotros tenemos que responder con la misma moneda" y es que "está velando en todo momento por los trabajadores".

Santamaría reconoció que los días son "eternos", con la sensación de que "ha pasado un año desde el incendio". Pero mantiene la esperanza y más desde que las máquinas empezaron a desescombrar el pasado martes la fábrica de La Bureba. "Ves que aquello es el pasado y el futuro lo tienes delante, sea ahí o en otro sitio de Burgos", dijo. "Hasta el momento en que veamos que se coloca la primera piedra, no vamos a estar tranquilos", insistió.

Esta trabajadora subrayó la "incertidumbre" con la que se enfrenta para los próximos meses. "Me estoy planteando estudiar, sacarme el ‘First Certificate’ para mejorar el currículum para un futuro, porque a una empresa como Campofrío también les vendría bien, además de la titulación que tengo", explicó Lorena, que añadió que "siempre pensando en que te puede beneficiar dentro de la propia compañía", porque "en ningún momento me planteo no estar en Campofrío".

Y, en el mismo sentido, su padre, Marcos Santamaría (62 años), prejubilado hace dos años, después de 45 en la multinacional, afirmó que "a mí no me importaría irme tanto a una planta de España como de fuera". Es más, señaló que "se comenta que, en Bélgica, se va a hacer algún tipo de producto de los que se hacía aquí". Santamaría comentó que "me conformo con que me paguen los gastos, no quiero más, porque lo haría más por ayudar a la empresa que a mí" e insistió en que "yo ya estoy prejubilado, así que para mí el daño ha sido menor, lo peor es para toda la gente joven que hay".

En cualquier caso, los cinco trabajadores, un mes después, mantienen su sueño más cercano que es ver colocar la primera piedra de la nueva factoría de Campofrío en Burgos. "A mí me da la sensación de que la van a levantar en el mismo sitio", anotó Beatriz, viendo cómo las máquinas ya trabajan en la planta. 

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