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El Bierzo
REPORTAJE
El pueblo del bien común
La localidad salmantina de Miranda de Azán es uno de los tres pueblos de España que apuesta por un sistema económico como motor de cambio político y social
Miranda de Azán, uno de los tres pueblos de España que apuesta por un sistema económico alternativo como motor de cambio político y social. (Foto: Jesús Formigo)
Miranda de Azán, uno de los tres pueblos de España que apuesta por un sistema económico alternativo como motor de cambio político y social. (Foto: Jesús Formigo)
Ical
01/03/2015
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Transparencia, cooperación, respeto al medio ambiente y participación ciudadana. Estos son los tres pilares fundamentales de la llamada economía del bien común (EBC), un movimiento que nació en Austria de la mano del economista Christian Felber y que apenas tenía repercusión en España en 2011, cuando el recién elegido equipo de gobierno de Miranda de Azán (Salamanca) quiso implantarlo.

Aunque algunas empresas en Madrid y Valencia lo aplicaban, todavía no había llegado a los municipios, según explica el coordinador del proyecto en el Ayuntamiento, José Luis Sánchez, que se puso manos a la obra y contactó con dichas empresas. Dos años de trabajo dieron como resultado la decisión, a través de un pleno municipal, de adherirse a este movimiento.

En la economía del bien común, el ciudadano participa de manera activa en la política de su localidad, algo que hace años era habitual y que ahora se recupera adaptándolo a los nuevos tiempos, respetando los derechos sociales, el medio ambiente y aquellos valores que con la crisis fueron menguando, precisa Sánchez.

Los defensores de este movimiento económico aluden continuamente a la defensa del medio ambiente, aplicación de los derechos humanos y el desarrollo del llamado Producto Interior de la Felicidad (PIF). Son conscientes de que algunos les llamarán “románticos”, pero la felicidad en cada territorio depende de lo que cada ciudadano considere . Para algunos es la participación, para otros tener una ciudad limpia, tener espacios verdes... En general, el concepto de PIF no valora lo económico, sino “la satisfacción de la gente por vivir en un territorio determinado”. Los territorios que son “más humanos” son aquellos que tienen mayor participación en la toma de decisiones, los que tienen mayores espacios medioambientales para disfrutar, los que defienden sus raíces culturales, los que integran a las personas que llegan de fuera, es decir, fórmulas que “ priorizan a las personas por encima de la organización”. Aunque este modelo económico se inicia en el centro de Europa, en España los ayuntamientos, como motores económicos, tiene una “energía importantísima para ser analizada y desarrollarla con el fin de buscar este cambio”.

El curioso caso de Miranda de Azán

El alcalde de Miranda de Azán, David García, sostiene orgulloso que “ha mejorado notablemente el ambiente del pueblo”. El caso de este municipio salmantino es curioso, ya que durante más de un siglo, y al margen de la etapa política que viviera el país, los alcaldes pertenecieron siempre a la misma familia. Esto provocó duros enfrentamientos y rencillas entre los vecinos que se dividieron en dos bandos creando así un clima continuo de discordia. La llegada del nuevo equipo de gobierno en 2011 y las actividades que involucran a los vecinos provocó que “se limaran muchas de aquellas asperezas y que se pudiera convivir”.

Debido a esa trayectoria política y social de las últimas décadas, Miranda de Azán necesitaba potenciar la transparencia y la participación ciudadana. Además, la propia condición de este municipio, considerado “dormitorio” para muchos salmantinos que trabajan en la ciudad, había llevado a sus vecinos a un menor compromiso con la localidad. Por eso, desde el Consistorio intentan recuperar aquel espíritu de participación, con la creación de la llamada asamblea vecinal. Todos los inicios son costosos, matiza, pero desde el equipo de gobierno del municipio constatan que el interés del vecindario va en aumento. El objetivo del Ayuntamiento es que las propuestas que realizan los vecinos en asamblea sean realizadas por ellos mismos. Por ejemplo, si se propone hacer un frontón y crear una zona verde, son los propios vecinos quienes se implican en el proyecto eligiendo los árboles y el mobiliario urbano.

Bienestar y cooperación

Miranda de Azán fue el primer municipio de España que adaptó una normativa europea de marzo de 2014 en la que se permite obtener puntos por ser una empresa del bien común, redistributiva y que no solo trabaja el beneficio. En este nuevo modelo económico el concepto de “beneficio” cambia y no es un fin en sí mismo, sino que es un medio para conseguir los principios básicos de la economía del bien común. Se cambia el lucro y la competitividad por bienestar y cooperación. Por este motivo, se potencia, por ejemplo, que las diferencias de salario no sean tan abrumadoras entre el gerente y el último empleado de la empresa, o que pasada una cifra determinada y con el fin de obtener beneficios, el propietario de la empresa sea también trabajador, ya que el valor añadido de una empresa de más de 100 trabajadores está en ellos, y no en la inversión inicial que se hizo para ponerla en marcha, subraya Sánchez.

En torno a 50 municipios españoles se han adherido a la EBC llevando a cabo “buenas prácticas”, pero todavía se confunde el concepto de municipio del bien común. En el caso de Miranda de Azán, es “integral” porque todos los sectores del municipio los están desarrollando. De momento son tres los municipios españoles que comparten este movimiento económico tras su aprobación en plenos municipales. Además de Miranda de Azán, son Carcaboso, Extremadura, y Orendaín, en el País Vasco.

Cualquier ayuntamiento, sea del color político que sea, puede adherirse a la EBC, porque lo que se busca es “el bien común” de toda la gente por encima de las formaciones políticas. El esquema de la EBC respeta todos los conceptos ideológicos, tanto “los conceptos de la economía estatalista como los de la capitalista, incluso la doctrina social de la Iglesia aplicada. Todos los conceptos que impliquen que la persona es el centro, y no todos los elementos externos que han generado durante mucho tiempo”.

La experiencias afectan a muchos sectores. Por ejemplo, ya hay un banco en el sur de Alemania que funciona bajo este sistema. Cualquier proyecto empresarial que busque fondos y que tenga como base los principios del bien común puede obtener una financiación al cero por ciento de interés. También se está trabajando actualmente en la idea de la Bolsa del Bien Común, con el fin de crear sinergias entre las empresas para que, obteniendo beneficios, los pueda reinvertir en los diferentes factores que intervienen en el proceso productivo.

Veintiséis países del mundo ya forman parte de la Economía del Bien Común, y países en situaciones económicas peores que las de España, es decir, que “es una realidad posible”. El planteamiento puede sonar utópico, pero todos los pasos que se van dando hacia esa utopía “van acercando cada vez más a ella”. Lo importante es el cambio individual, afirma Sánchez.

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